
Varias investigaciones y un profundo compromiso con la Tierra por considerarla como un ser viviente, Marko Pogagnik un artista esloveno, esculpió en la ciudad de Quito 11 monolitos de piedra y placas de bronce, puesto que considera que Quito es la columna vertebral energética de un canal que atraviesa el océano Atlántico y lo une al Pacífico. Para Pogagnik el arte mejora la salud de los paisajes pero ese no es el único objetivo de un monolito, ya que de lo que se trata es de catalizar la energía de los puntos sagrados y establecer una relación entre el espíritu ancestral de Quito con sus habitantes de hoy. Algunos de los puntos claves son Shunguloma Panecillo (corazón) El Beatereo, El Itchimbía, La Carolina, La Plaza grande (donde se instaló una placa de bronce) En estas manifestaciones podemos encontrar los símbolos de una cosmovisión que no se resigna a ser sepultada por la occidentalización europea, por lo que recomiendo visitar estos lugares que reafirman nuestra pertenencia.
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